Probablemente son una de las partes de nuestro cuerpo que más nos define como especie. Irónicamente, también es una de las partes de nuestra anatomía que más le cuesta replicar a la Inteligencia Artificial Generativa (IA o IAG a partir de ahora) a la hora de fabricar imágenes.
Nuestros ancestros, en la penumbra de las cuevas* lo intuyeron nítidamente y plasmaron su impronta en las frías paredes. Aquel misterioso acto universal, de una intencionalidad puramente humana, fue fundamental en el origen del arte y hoy nos define como humanidad.
Solo necesitaron esa parte que ya tenían: ¡sus propias manos!
Sí, las mismas que, sea en analógico o en digital, te permiten escribir, pintar, o tocar un instrumento.
O teclear un texto con instrucciones para generar algo a través de la IA. Pero lo sentimos, no creemos que esto último pueda ser considerado Arte. Puede ser algo estéticamente bonito, a veces indistinguible de una creación humana, incluso con una factura técnica superior a la realizada por una persona.
Sin embargo, la IA carece de toda intencionalidad, de cualquier atisbo de experiencia vital, de autenticidad, de emoción, de ilusiones, esperanzas, de ansias por expresar aquello que llevamos dentro y que necesitamos sacar impulsivamente. Lo impresionante es que esto ocurre incluso durante la creación de una obra de encargo. Es imposible para la humanidad disociar la creación artística de las emociones.
Pero un algoritmo, nada de esto sabe, y su único mérito es producir resultados más inmediatos, eludiendo todo el proceso manual, creativo e intelectual. La IAG no crea; fabrica. No genera ideas; solo atiende a predicciones estadísticas, cuyo resultado está más próximo al de una máquina de apuestas de azar. La IAG no es un ser; ni piensa, ni aprende; no razona; no medita una decisión. Simplemente calcula el resultado más probable en base a un conjunto de datos (dataset) a partir de las instrucciones dadas (prompts).
A las compañías de IA generativa todo esto es objeto de indiferencia. Solo buscan sustituirnos con el fin de apoderarse del mercado, a costa de destruir la auténtica singularidad del arte, la cultura humana, y perpetuando estereotipos de género y raza a través de los sesgos de la propia IAG.
Además nos dicen que gracias a ellas podemos producir más rápidamente. Más y más. Porque consumir arte también debe hacerse compulsivamente. Para no pensar. Como sus algoritmos, que ni piensan ni padecen. Solo generan, despilfarrando recursos energéticos, ejerciendo explotación laboral y violación de los derechos humanos.
Por si fuera poco, también se nos dice que la IA democratiza el arte. ¿Acaso no lo estaba ya? Solo son necesarias tus manos (o tus pies, o tu boca), un lápiz, una pintura, un palo, tu voz… ¡y practicar!. Meter horas, llorar, enorgullecerse, sufrir, frustrarse, alegrarse. Sobre todo, dedicar muchas, muchas, muchas horas.
Porque sí, hoy disponemos de una cantidad ingente de información y medios que cualquier persona puede practicar y dedicar todo su tiempo y su vida a crear arte. No hace falta un algoritmo que lo haga por nosotros o nos sustituya, y menos aún cuando este se ha servido del raspado de internet para robar todas las obras posibles, pasando por encima de todos los derechos de autor y creadores, fuera de toda conducta ética y moral, y que por si fuera poco ahora nos pretenden revender a través de su tecnología predadora.
Aun así hay quienes de modo despectivo nos llaman neoluditas. En esto estamos de acuerdo; lo somos y ¡a mucha honra! Dicen que tampoco queremos adaptarnos al futuro que viene. Claro que no, porque esto no es progreso, es esclavitud.
Y por eso estamos aquí. Queremos poner en valor lo que deseamos hacer los seres humanos con el arte, queremos disfrutar del placer del camino de la creación en sí misma, sin que una multinacional nos diga cómo debemos proceder y delegar obligándonos a fabricar basura rápida e impersonal.
Para ello hemos creado este sello acreditativo que podrás adjuntar gratuitamente y libre de regalías a tu proyecto en un futuro cercano, para identificarla como una creación libre de Inteligencia Artificial Generativa, hecha por seres humanos que se emocionan 'Made by Emotive Humans', que se apasionan, sienten, se fascinan, genuinos. Por seres humanos como tú, que con tus manos cogiste tu primera pintura, tu primer bolígrafo, tu primera baqueta improvisada, alzaste tu voz, e intuiste con nitidez que no necesitabas más para empezar a sentir el orgullo por tu capacidad inherente de crear Arte con tus propias manos. ¿No es emocionante?
*Desde Altamira (España), hasta la Patagonia (Argentina), pasando por Silawesi (Indonesia) y Wadi Sora (Sahara egipcio).
Estamos desarrollando diversos sellos adaptados a diferentes medios. Esta es una pequeña muestra de lo que viene.
Algunos de los sellos que estamos preparando para que tu proyecto pueda mostrar de forma orgullosa que está libre de Inteligenica Artificial Generativa.
'Made by Emotive Humans' es una iniciativa sin ánimo de lucro promovida por artistas, para artistas, que hacen frente a la injusta situación causada por la intrusión de la IA Generativa.